¿A quién no le gusta el chocolate caliente? Una buena taza de chocolate caliente es la señal perfecta de que el invierno ha llegado. Este alimento es noble con nuestro organismo, sobre todo si hablamos del chocolate amargo, objeto de estudio de numerosas investigaciones. Dentro de sus beneficios destaca la producción de la “hormona de la felicidad”, la serotonina.
Siendo un alimento tan amado, hoy te contamos un poco de su historia:
El cacao se cultiva desde la antigüedad, se cree que sus orígenes surgen en México, con su cultivo por parte de las civilizaciones que lo cultivaban previo a la llegada de los españoles.
Se dice que, el primer chocolate caliente, fue elaborado por los mayas, la primera civilización en preparar una bebida a base de cacao llamada Xocoati. El xocoati era una bebida amarga, hecha con agua, cacao, frijoles y una pizca de pimienta, aún muy lejos de cómo lo consumimos hoy. La bebida era muy especial para los aniversarios y eventos de la sociedad.
Años después, con la llegada de los españoles al territorio mexicano, Moctezuma II, obsequió a Hernán Cortés una versión evolucionada del del chocolate caliente elaborado a base de cacao, vainilla y especias. Es así que la bebida se hizo popular sólo en 1517 para su difusión a nivel mundial.
De ahí han surgido muchas leyendas y versiones de la bebida que normalmente se preparaba con agua, cacao, especias e incluso vino. Entre tantos cambios y adaptaciones, se dice que la versión de la bebida que se adapta mejor a lo que ahora conocemos surgió en Gran Bretaña tras diluir el cacao en leche en lugar de diluirlo en agua. Esta versión de la bebida tuvo tanto éxito que rápidamente se posicionó dentro de las bebidas favoritas para consumir después del almuerzo.
El BelPaese adoptó la bebida para darle un lugar dentro de los hogares italianos, quienes la conocían como cioccolata. Hoy en día es una de las bebidas favoritas en el invierno, perfecta para disfrutar con los amigos o la familia frente al calor de una chimenea, obteniendo un momento de completa relajación.
Fuente: Darmar.it