No es el tiramisú, ni el panettone; el postre italiano por excelencia es el gelato, ¿Quién no ha disfrutado de esta especialidad en un día de sol junto con una buena compañía?
Estamos seguros de que, al menos una vez en tu vida has probado un gelato. Sin duda alguna, hablamos del postre italiano más famoso en el mundo y es por eso que no es fácil atribuirle un origen. Algunos incluso remontan su historia a la Biblia, cuando Isaac ofrece a Abraham leche de cabra mezclada con nieve. Otros, sin embargo, atribuyen su nacimiento a los tiempos de Alejandro Magno quien disfrutaba consumir la nieve mezclada con miel y frutas. Los romanos, a su vez son famosos por las “nivatae potiones“, auténticos postres fríos inventados por Quinto Fabio Máximo, el famoso general romano.
Sin embargo, el origen más aceptado lo encontramos en Sicilia, tierra del sorbete: el antepasado del gelato que nació de la mezcla de la nieve del Etna con jugos de frutas locales. En Sicilia era común consumir una mezcla de frutas y azúcar de caña, almacenada en recipientes rodeados de nieve o hielo picado.
La fama de estos postres sicilianos llegó a las cortes renacentistas, en Florencia. Ahí, el sorbete se preparaba colocando el jugo de frutas en ollas sumergidas en tinas de madera llenas de hielo triturado y sal. Posteriormente, la mezcla obtenida se colocaba en moldes de metal, mantenidos durante mucho tiempo bajo el hielo. Famosos fueron los sorbettieri Ruggeri y Bernardo Buontalenti, quien además, inventó un nuevo método de almacenamiento de hielo.
El gelato como lo conocemos nació hasta el siglo XVII, cuando un pescador de Palermo, Francesco Procopio de ‘Coltelli, heredó una máquina inventada por su abuelo para la elaboración del sorbete. Fascinado por los resultados de su máquina, Procopio la llevó a París, donde en 1660 abrió lo que se convertiría en uno de los lugares más famosos de la ciudad: el Cafè Procope.
Se dice que es aquí donde se añadió la leche a la receta, combinada con algunos otro ingredientes clásicos sicilianos como el pistacho, almendras, limones y naranjas; así como otros ingredientes de la época, como el chocolate y café. Otras leyendas, sin embargo, mencionan que el uso de la leche ya era conocido en Florencia, gracias a Buontalenti.
En París, el producto encantó a grandes personajes como Robespierre, Napoleón y el rey Luis XIV. Desde entonces, nadie pudo frenar el éxito del gelato, producto que poco a poco ganó fama internacional, gracias siempre al ingenio italiano. La primera gelateria de Nueva York, por ejemplo, nació gracias a un genovés, Giovanni Bosio. Por su parte, la idea de poner el gelato en un barquillo nació en 1906, en Milán, gracias a Giovanni Torre di Bussana. El gelato industrial, nació gracias a Otello Cattabriga, personaje boloñés, que construyó la primera heladera automática en 1927, haciendo la elaboración del gelato mucho más sencilla.
Es así como debemos a Italia uno de los postres más amados en el mundo. Ahora, ya tienes una gran historia que contar la próxima vez que alguien te invite a comer un gelato. Nosotros, por nuestra parte, te invitamos a visitar nuestra sección de gelaterie para conocer los lugares donde puedes encontrar un auténtico gelato italiano.
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