La cocina y los productos de la gastronomía sarda reflejan el fuerte apego a la tradición; la cocina sarda representa los hábitos arraigados, procedentes de las costumbres del pasado, que se convierten en una manifestación del amor y el apego de los sardos a su tierra y sus orígenes.
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Sardegna sigue teniendo una economía basada principalmente en el sector primario, en el que la ganadería ovina desempeña un papel importante. Este tipo de economía ha cristalizado, en cierto modo, las costumbres y tradiciones ligadas a la gastronomía de la isla: los olores y sabores de la cocina sarda de hoy no deben estar tan alejados de los del pasado. Aunque fiel a las tradiciones culinarias locales, la cocina sarda es muy variada. Cada lugar de Sardegna tiene sus propios platos típicos, que difieren de un lugar a otro en cuanto a sabores, ingredientes y hábitos de consumo.
Así, en las mesas de las familias sardas encontramos platos fáciles de transportar y almacenar, vinculados al mundo pastoril y campesino. Los platos de la cocina sarda se elaboran con ingredientes genuinos, productos del mundo rural, de temporada, que conservan sabores fuertes y decididos.
Los productos típicos de Sardegna son el queso, la leche y el pan (pane carasau, pane guttiau y pane pistoccu). En las zonas costeras, los productos del mar también han desempeñado un papel importante en la gastronomía de la isla. Un ejemplo es la bottarga, un alimento obtenido a partir de las huevas de mújol que se salan y secan mediante un proceso específico. La bottarga de Cagliari, Tortolì y Cabras es famosa. Se suele servir aderezado con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y acompañado de picatostes de pan.
No hay que subestimar la producción de vinos sardos: Cannonau, Carignano y Pascale para los tintos; Vermentino y Malvasía para los blancos.
El Vermentino di Gallura, producido en la zona de la provincia de Sassari, es el único vino que puede presumir de la “Denominazione di Origine Controllata e Garantita (DOCG)”. Acompaña bien a los platos de la cocina sarda, gracias a que tiene mucho cuerpo y está bien estructurado. Servido con primeros platos y pescado a la parrilla, también es exquisito con el pecorino sardo dolce.
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