La historia del café en Italia

El origen del café no es italiano. El café se originó en Etiopía, en el continente africano. Entonces, ¿por qué beber café todos los días es una costumbre tan arraigada en Italia? 

La historia cuenta que los comerciantes venecianos fueron quienes llevaron el café de Arabia y Holanda a Italia y al resto de Europa en 1615 tras haber burlado las restricciones de los árabes que no querían permitir que el café se sembrara en otras regiones del mundo. De hecho, el primer establecimiento vendedor de café se estableció en la ciudad de Venecia en 1720 en la plaza de San Marcos, el llamado Caffé Florian, que sigue abierto al público y es considerado uno de los más antiguos del mundo. En esta misma ciudad italiana, se hizo la primera publicidad a la bebida extranjera, comenzando a difundir lo que sería una costumbre que ha perdurado por más de 300 años. 

En el siglo XVII, los establecimientos donde se adquiría una taza de café, eran un  lugar que daba espacio para enfrentamientos de los intelectuales de la época.  Actualmente en Italia, un bar promedio sirve alrededor de 190 tazas de Café Espresso al día. Esta cifra solo muestra la gran cultura del café que los italianos albergan: el café recuerda el sentido de convivencia y familia que se encuentran entre los valores fundacionales de la cultura italiana, un pretexto para reunirse con amigos, charlar, estar en compañía y compartir una parte de la jornada. El café se encuentra en todas las regiones del país, siendo un producto que nunca falta en los hogares italianos.

No hay que olvidar que fueron los italianos quienes inventaron diferentes máquinas de café que fueron surgiendo a lo largo de los años y que constituyeron grandes legados en el consumo de este producto hoy, como lo es la Moka, máquina de alta presión para filtrar el café nacida en Milán.

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