Actualmente, gracias a la crisis de seguridad y salud, las familias mexicanas se han visto obligadas a dejar de adquirir alimentos saludables porque suponen un precio elevado en comparación de los alimentos procesados. De acuerdo al informe publicado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en el 2019 casi 48 millones de personas sufrieron hambre en América Latina; y en este mismo año, por quinto año consecutivo, la cifra ha ido en aumento. La estadista regional de América Latina, Véronica Boero, miembro de la FAO, comentó que este año se proyectan cifras aún más negativas gracias a la pandemia del Covid-19 y la crisis económica global.
La pérdida de empleos y la falta de liquidez en las economías familiares alrededor del mundo, ha sido una consecuencia innegable a lo largo del año 2020. Esto llevó a muchas familias a modificar su dieta y recurrir a los alimentos de bajo costo y calidad. La FAO asegura que con el fin de transformar el sistema alimentario en la región, es necesario facilitar el acceso a los mercados de pequeños productores en las localidades, dando a las familias la oportunidad de pasar de una alimentación procesada a una más saludable. Esta propuesta también contrarrestaría los efectos de la enfermedad y daría paso a la prevención del esparcimiento al fortalecer el sistema inmune de los integrantes de las familias. Ya que, aunque las medidas del confinamiento hayan ayudado a salvar vidas, impidieron el acceso a alimentos y a ingresos para las familias, creando un aumento de precios y caída de los salarios.
Fuente: www.laroussecocina.mx
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