Resulta curioso como un lugar como el Ponte Milvio, que antes pasaba desapercibido para el turismo de Roma, de repente se convirtió en uno de los lugares más visitados, gracias a la obra de Federico Moccia.
El éxito mediático del libro de Moccia precipitó la versión cinematográfica de Tres metros sobre el cielo y Perdona si te llamo amor, con sus consecuentes secuelas de la saga.
Los amantes, perecederos o perennes, llegan de todo el mundo para sellar con un candado su amor, para luego tirar la llave al fondo del Tíber. El Ponte Milvio se ha convertido en un símbolo del amor en Roma y en todo el mundo. Muchas parejas vienen no sólo atraídos por ese romanticismo y magnetismo, si no que aquí piden matrimonio a su pareja.
El exceso de candados ejercían un peso sobre las farolas, lo que derivó en la caída de alguna de ellas en 2007. El posterior debate en el ayuntamiento de Roma, sólo dio mayor difusión al Puente Milvio y la historia de los candados. La afluencia de turistas obligó a tomar medidas al ayuntamiento de Roma para que los candados de las parejas no se amontonaran, como en el Puente de las Artes en París, provocando un sobrepeso en las barandillas.
Más allá de la tradición de los candados, la historia de su construcción da inicio como el primer puente documentado, en el año 206 a.C. promovido por Cayo Claudio Nerón para prolongar la Vía Flaminia. Posteriormente otras estructuras fueron sustituyendo a las precedentes. Un hecho relevante que sucedió en este puente fue la batalla del Puente Milvio en el año 312 d.C, en la que Constantino derrotó a Majencio en la pugna por el cargo de emperador.
Entre la Edad Media y Moderna se han llevado a cabo varias reconstrucciones, una de las principales fue la la del arquitecto Francesco da Genazzano en el siglo XV, o el rediseño de la Puerta Triunfal a comienzos del XIX de la mano de Giuseppe Valadier, y la torre neoclásica en la entrada norte de Domenico Pigiani.
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