La pinsa romana es un plato rico en historia. No es una simple versión alternativa de la pizza (como muchos piensan), sino un antepasado de la misma. La diferencia con la pizza no está solo en la forma, sino también en la masa y su consistencia quebradiza.
Historia
Los orígenes de la pinsa se remontan a la antigua Roma, como plato de recuperación de las familias campesinas. Los cereales y las harinas crudas que no se podían vender en los mercados, se convirtieron en la base de los campesinos, para la masa de una focaccia crujiente y ligera.
El origen del nombre, proviene del término latino “pinsère”, que significa aplastar, estirar. Así va a recordar el trabajo de la masa, estirada y lista para ser horneada. En la antigüedad la pinsa se utilizaba como pan, para acompañar salsas y platos principales. Los ingredientes utilizados para esta mezcla, fueron principalmente mijo, cebada y otros cereales crudos y ligeramente procesados.
Evolución de este delicioso platillo
En el año 2000 nacen en Roma las primeras pinserie, gracias al pizzero romano Corrado Di Marco, que estudió la antigua pinsa y la mezcla de harinas, para devolverla a nuestros días, con la incorporación de ingredientes más contemporáneos, han dado lugar a la pinsa romana, tal como la conocemos hoy.
Diferencias entre pinsa y pizza
Pinsa se confunde a menudo, con una versión alternativa y alargada de pizza, pensando que la única particularidad está en la forma. En realidad, además de sus orígenes ancestrales, son muchas las diferencias que hacen de la pinsa un plato con una identidad precisa, única y fácilmente reconocible.
Son las harinas utilizadas en la masa, las que marcan la diferencia. La pinsa tiene una masa compuesta por una mezcla de trigo, harina de arroz y soja, con un alto porcentaje de agua (80% de hidratación) y levadura madre, utilizada en menor cantidad que la pizza tradicional napolitana.
En cambio, la masa de la pizza tradicional napolitana, se hace con un solo tipo de harina, blanca de trigo blando (tipo 0 o 00). Esta diferencia de masa, también se refleja en la consistencia, siendo el agarre suave y ligero en el centro, con bordes quebradizos y crujientes.
Fuentes consultadas:
RedAcademy.it: Pinsa Romana
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