Le pardule son uno de los postres más queridos y conocidos de Cerdeña. Su historia tiene algo en común con otros postres típicos italianos: se preparan para la celebración de ocasiones religiosas, aunque en realidad, ahora se disfrutan durante todo el año.
Pero, ¿cómo se prepara este querido postre? Las pardule son como pequeños bizcochos rellenos con ricotta y azafrán perfumado con ralladura de naranja o limón, envueltos por una corona de masa trabajada a mano. Este tipo de pasta, está repleta de gestos que requieren destreza y habilidad, transmitidos de generación en generación. La canasta que se crea precisamente para encerrar el relleno suele tener de cuatro a ocho pliegues que se extienden hacia afuera. Al final, el postre se asemeja a una estrella con varias puntas y un corazón redondo.
Además de las pardulas de ricotta existen variantes basadas en el queso fresco del día, más común en el centro y norte de Cerdeña. Se pueden hacer con queso de oveja o vaca y a menudo tienen una forma más aplanada e incluyen la adición de pasas en el relleno. Dependiendo de la consistencia del relleno, estos dulces pueden ser de dos tipos: con relleno cremoso y con relleno de queso suave, similar a las tartas de queso. Esto depende en gran medida del porcentaje de huevos utilizados en la preparación.
Originalmente parece que no eran redondos, sino que tenían forma de media luna y se llamaban padruas a coccoi. La preparación se asoció con la Pascua, por lo tanto, con las fases de la luna, surgió su forma característica.
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