La cultura del café tiene orígenes antiguos y misteriosos. Parece haber comenzado casi simultáneamente alrededor del siglo XV entre Etiopía, Persia y Yemen. En Italia se conoce desde 1570, gracias a un conocido botánico y médico, Prospero Alpino, quien llevó algunos sacos del Medio Oriente a Venecia.
Por ello, entre 1600 y 1700, la Serenissima se convirtió en la primera ciudad italiana en acoger y apreciar una buena taza de café, creando refinadas tiendas, lugares de encuentro en los que reunirse para degustar y conocer. Un éxito inmediato que contagió a todo el país en poco tiempo.
El secreto del tostado italiano
Ya sea filtrado, preparado con la moka, con la cafetera napolitana o el clásico espresso de la barra, el café se ha convertido en uno de los símbolos del Made in Italy y en uno de los placeres favoritos de los italianos.
Tanto es así que los paladares más exigentes han comprendido la importancia de volver a consumir café en grano en casa, molido en el momento de su preparación, ya que libera todo su aroma y sus beneficios, salvaguardando plenamente el complejo organoléptico de cada grano.
Pero antes que nada, es necesario remarcar que detrás del secreto del aroma intenso y el sabor aterciopelado del café italiano se esconde la sabiduría de los tostadores, que representan la excelencia artesanal en el procesamiento del café. De hecho, el llamado método de tostado italiano “intenso” no solo se debe al aroma y sabor que tanto amamos, sino también a un efecto particularmente beneficioso en nuestro organismo.
Fuentes consultadas:
Corriere della sera: Il caffè italiano è il migliore